jueves, 12 de mayo de 2011

¿Lineal, la vida?

Cómo saber si la vida nos avanza, o nosotros la avanzamos a ella, linealmente, es difícil. Primero está el tiempo, que es una dimensión que en los agujeros negros poco se entiende, o bueno sí se entiende, pero no alcanza el cerebro para comprender cómo puede haber saltos en el tiempo. Sí, ir y volver en el tiempo.



El resto de la historia: Parte 3.

Pero bueno, acercándonos un poco a la cotidianidad, el tiempo nos pasa un segundo tras otro. El reloj mucho sabe de eso. Aún así, en nuestra mente, podemos volver a recuerdos e ir a sueños, y ello, entrelazado, nos permite redefinir el camino, la linealidad inicialmente planteada. Por este motivo, nos es más común la no linealidad que la linealidad.

Al momento de escribir nos hemos instituido una forma lineal que vale la pena reconsiderar y reorientar hacia nuevas formas, donde se permita al lector tomar decisiones y leer por y hasta donde le apetezca. Esta reflexión es fundamental, porque antes de escribir bajo la teoría del caos, es necesario concientizarse de la cotidianidad con que nos afecta.

Construcción del relato digital.

Construir un relato digital significa romper paradigmas. La linealidad como la principal forma de enseñar está arraigada a nosotros como estilo de vida, y entender que el lector, como parte activa, debe tener la opción de leer guiado por su intuición, de dejar por fuera aquello que no le interese, de aportar, de tomar el camino que mejor le parezca, es difícil. Inicialmente es necesario interiorizar estas ideas para hacerse a la producción, porque de nada vale intentar un relato caótico sin estar convencido.

Como componente adicional tenemos el trabajo colaborativo, que es otro aspecto difícil cuando se trata de escribir. Del mismo modo que la linealidad, estamos convencidos de la escritura como un proceso individual. Basta con leer este post y muchos blog (por dar un ejemplo), para ver que las publicaciones son especialmente individuales. Pocas formas de escritura y muchos menos autores se atreven a escribir colaborativamente. Un ejemplo es el Renga, que bien instituido está en el Japón. Al respecto, Octavio Paz en su introducción al Renga, anotaba:

"...Mientras para nosotros la escritura y el baño son actividades privadas, para los japoneses son colectivas."

Después de superar estas dos barreras puestas por nosotros mismos, vienen otros procesos igual de nuevos para escribir, como definir un guión para que todos los colaboradores apunten a un mismo objetivo. Luego, pensar en la navegación. También está el ejercer un liderazgo, que particularmente en el proceso de escritura es difícil, en razón de la interioridad y estrecho vínculo que se establece con aquello que resulta al ponerse al frente de un espacio en blanco.

Todo lo descrito arriba es un mero aprendizaje. Cada avance, un poco a ciegas por la novedad, es un descubrimiento. Es una experiencia que sin duda vale la pena intentar. Uno sale rejuvenecido por la experiencia, digo rejuvenecido donde tal vez debí decir libre, porque la aplicación de estos conceptos tan extraños para muchos como yo, abren un poco los ojos a nuevas experiencias como resultado del placer de escribir. Por supuesto, la no linealidad no es ni será la única forma de escritura, es una más que con el tiempo encontrará un lugar donde existir.

Relato digital

Una historia contada en multimedia.